EL DEBUT
Muchos tenemos en mente como sería debutar con la camiseta de nuestra selección, un sueño que muy pocos pueden lograr, y que algunos, como José Francisco Molina, logró de la forma que menos habría imaginado.
El actual director deportivo de la RFEF debutó de una de las maneras más peculiares que se recuerdan.
El entonces portero del Atlético de Madrid debutó como extremo izquierdo ante la perplejidad de todos los presentes en el estadio y para los seguidores que estábamos en nuestras casas en frente del televisor. Sucedió el 24 de abril de 1996 en un amistoso en el que el combinado dirigido en aquel momento por Clemente preparaba la Eurocopa de 1996 frente a la selección de Noruega.
El entrenador vasco había dado entrada a todos los jugadores de campo, y faltando quince minutos para la conclusión del partido, el también colchonero, Juanma López caía lesionado. El entrenador español no dudó en dar entrada a Molina, con una curiosa imagen: le tocó llevar la camiseta de la Selección con el número 18, que a su vez la transformaron en el número 13, que es el que tenia que llevar bajo palos, junto a sus pantalones y calcetas de portero.
Para sorpresa de muchos, los minutos que disputó los hizo de muy buenas maneras. Estoy seguro que no era el debut soñado por el bueno de Molina, pero lo que si que es seguro que lo recordará, tanto o más, como si lo hubiera sido.
Paradojas del fútbol, la historia de la Selección Española, Noruega y Molina estaban destinadas a unirse, y al igual que contra Noruega debutó de esta forma tan peculiar, su último partido lo disputó ante la misma Selección Noruega con un fallo (los porteros viven con esta injusta etiqueta) que hizo que Javier Clemente diera entrada a Santiago Cañizares.
El fútbol y sus historias tan peculiaridades.
